Alteraciones en la adquisición del habla.



En este documento no ocupamos de la producción de los sonidos del habla. El habla es el vehículo habitual del lenguaje oral y puede alterarse independientemente del propio lenguaje. Ahora nos vamos a ocupar de las dislalias funcionales y los retrasos fonológicos.
 

Características de este tipo de alteraciones.

DISLALIA FUNCIONAL.
El niño no es capaz de producir determinados sonidos concretos del habla que, en razón de su edad cronológica, debería producir. No existiría, en este caso, ninguna causa concreta que explicase esta dificultad. Viene a ser una habilidad no adquirida, o adquirida de forma inadecuada.

RETRASO FONOLÓGICO.
El niño no es capaz de organizar los sonidos del habla, lo que se manifiesta en:
-       Falta de conciencia de los sonidos del habla.
-       Errores en la utilización de sonidos que sí sabe producir, en determinadas palabras.
-       La no utilización sistemática de ciertos puntos de articulación o de otros recursos de habla.
-       Es incapaz de producir palabras o secuencia fonética de cierta longitud, aun cuando sí sabe producir esos mismos sonidos individualmente.


Además de las dislalias funcionales y los retrasos fonológicos, puede producirse otras alteraciones del habla:
-       Disglosias: alteraciones del habla debidas a causas anatómicas.
-       Disartrias: alteraciones del habla debidas a causas neuromusculares.
-       Dislalias audiógenas: alteraciones de habla debidas a hipoacusia o sordera.
Las orientaciones que vamos a ver son válidas para las dislalias funcionales y los retrasos fonológicos.








¿Qué podemos hacer en casa?







Los biberones, chupetes y comidas trituradas tienen un sentido hasta cierta edad. Superar el momento adecuado es contraproducente para el aprendizaje del habla. Limitan la motricidad de los órganos implicados en la producción de la misma.

Hay palabras “mal dichas” de los niños, que a veces repetimos como “graciosas”. Esta práctica no es beneficiosa.

No utilizar diminutivos. En general los niños en las primeras fases de adquisición del habla tienden a omitir los sonidos previos al acento. Como el diminutivo “-íto” tiende acento, el niño tiende a omitir los sonidos anteriores dificultando el aprendizaje de nuevas palabras.

El incremento de vocabulario favorece la mejora de la producción de los sonidos del habla. Debemos hablar frecuentemente con el niño para lograr este propósito.

Jugar a mover los labios y la lengua ayuda al niño a conocer los elementos anatómicos con los que produce los sonidos del habla.

Si existe algún problema de articulación, no debemos censurar estos fracasos. La corrección la haremos de forma indirecta, reproduciendo la palabra de forma correcta.